En respuesta a la pandemia de COVID-19, las restricciones al movimiento y las operaciones comerciales han provocado un fuerte aumento del desempleo. Los datos mundiales muestran sistemáticamente que en tiempos de dificultades económicas y aumento del desempleo, las tasas de suicidio aumentan con frecuencia. Se publica en el Medical Journal of Australia (MJA) un artículo en la que los autores proponen ciertos pasos para moderar los impactos en la salud mental del desempleo, incluido el gasto sostenido en bienestar, los programas del mercado laboral, la inversión adecuada en (y el acceso a) servicios de prevención y tratamiento de salud mental, así como la participación de las nuevas tecnologías en la respuesta de atención y la notificación dinámica del riesgo de suicidio.